25/6/12

¿Quién puede matar a un niño?


FICHA TÉCNICA

Título original:¿Quién puede matar a un niño?
Apta para:----------
Duración: 112 minutos
Fecha de estreno: 1976
Nacionalidad: España
Dirección: Narciso Ibáñez Serrador
Productor: Manuel Salvador
Distribuidora: Penta Films
Guión:
Narciso Ibáñez Serrador (con el seudónimo de Luis Peñafiel)
Obra literaria en la que se basó: El Juego de los niños (Juan José Plans, España, 1976)
Interpretes principales: Lewis Fiander,  Prunella Ransome, Antonio Iranzo, María Luisa Arias
Música: Waldo Ríos

RESEÑA : OJO X OJO

Las tropas rusas han liberado el campo de concentración de Auschwitz. Las SS se apresuraron a ejecutar y quemar a los prisioneros. Los hornos llegaron a ser insuficientes optándose por incinerar a los cadáveres al aire libre. Se ha permitido el acceso al pueblo polaco para que sea testigo de lo que ocurría tras las alambradas del campo.
Los prisioneros eran tatuados para su posterior identificación. Algunos fueron utilizados en experimentos de laboratorios tales como inoculación de microbios, implantación de células cancerosas, injertos de piel, etc. A muchos niños se les destinó a estos experimentos. En pantalla vemos a un menor que fue trepanado provocándole una hemiplejía irreversible.
Estos planos, rodados por las propias cámaras de las SS, nos muestran a prisioneros obligados a llevar sobre sus hombros, camino de las fosas, los cuerpos de sus familiares. También las palas mecánicas que llegaron a utilizarse dada la gran cantidad de muertos.
Documentos capturados prueban que en Auschwitz fallecieron cerca de 100.000 hombres y mujeres de los cuales 40.000 eran niños menores de catorce años. En el momento de la liberación solo sobrevivían 2 385 menores, casi todos enfermos de tuberculosis o anemias agudas causadas por falta de alimentos y atención médica. 



 
La independencia de la India ha traído un éxodo de millones de seres humanos  al tiempo que altercados, escaramuzas y venganzas conforman una guerra no declarada que ya ha arrojado un saldo de millón y medio de muertos. Pero las víctimas no son sólo causadas por esta guerra ya que las poblaciones emigrantes no encuentran asilo teniendo que agruparse en improvisados campos donde se carece de agua y alimentos. Las imágenes nos muestran uno de los muchos camiones que a diario transportan hacia las fosas comunes los cuerpos sin vida de ancianos y niños. La ayuda que sobre India y Pakistán vuelcan las Naciones Unidas no es suficiente. UNICEF señala que en esta región de la Tierra está muriendo un niño cada cinco segundos.



Después de tres años y un mes de lucha, el pasado 27 de julio se firmó el armisticio que ha puesto fin a la guerra de Corea. Tras la paz, los huérfanos coreanos han encontrado refugio, protección y alimento gracias a las diversas entidades benéficas norteamericanas y al incondicional apoyo del gobierno de Washington que ha levantado en las afueras de Seúl hospitales y centros de recuperación. En estos centros los niños son atendidos, alimentados y rehabilitados tanto física como psíquicamente; se les enseña a valerse por sí mismos y a practicar deportes. Tras la guerra y gracias a esta humanitaria labor miles y miles de pequeños coreanos que han quedado sin familia aprenderán a enfrentar con optimismo un futuro de paz.


Continúa la guerra en la península Indochina, en todas las ciudades de Vietnam del Sur se producen constantes manifestaciones en contra del actual gobierno. Las granadas estallan en las calles cegando vidas de hombres y de niños.  El ejército de los Estados Unidos ha desembarcado hasta medio millón de hombres,. Estas fuerzas, sumadas a la indudable eficacia y modernismo de su armamento,  llevarán, sin duda, la paz al sudeste asiático. Los aviones norteamericanos bombardean a diario objetivos militares. A veces, como las imágenes que vemos en pantalla, las bajas las sufre la población civil. En la aldea de Tiana han perecido cientos de mujeres y niños abrasados por el napalm.


Acaba de cumplirse el segundo año de guerra civil en Nigeria. Las tribus sureñas terminaron por cercar la región de Biafra, zona más afectada por estos sucesos. La población biafreña huyendo hacia el norte se ha refugiado en rústicos campos de concentración pero, por la carencia de alimentos y asistencia médica, la muerte se cierne sobre ellos. Estos males se unen a la terrible sequía que, desde hace seis meses, azota Mauritania, Malí, Niger y Chad. Sobre once millones de seres humanos pesa la amenaza de una muerte por hambre o por sed. La ayuda recibida es insuficiente. Se necesita de forma imperiosa asistencia médica y alimentos. Como siempre, los más afectados por esta tragedia son los niños. La Cruz Roja Internacional calcula que hasta ahora, por deshidratación o falta de alimentos, han perecido más de trescientas mil criaturas.



Así. Con estos datos y estas imágenes;  con esa voz en off al estilo National  Geographic; entre risas y cantos infantiles,  comienza ¿Quién puede matar a un niño? (Narciso Ibañez Serrador, España, 1976). Como un documental concientizante. Como la fórmula ideal para iniciar cuentas regresivas de catástrofes inevitables[1]. O, al menos, para darle algún sentido a la tragedia de Evelyn y Tom, la pareja inglesa que protagonizará los siguientes 93 minutos del film.
A pesar de sus dudas, Evelyn y Tom son personas bondadosas con los niños. Lo sabemos por sus comentarios y por sus gestos en la tienda de fotografías[2] o en la posada de
Benahavís[3].
Tom es un profesor de biología que recuerda con nostalgia el verano que pasó, hace once años, en Almanzora. Evelyn espera su tercer hijo, lleva siete meses de embarazo. Y Almanzora es una isla de España y un anzuelo imaginario para los protagonistas: un lugar adorable que reúne, entre sus atractivos, condiciones previas al capitalismo[4] (carece de multitudes[5] turísticas, de bullicio, de cobertura médica; de medios instantáneos de comunicación y de transporte con el continente; es sereno y la gente no pone llave a las puertas que dan a la calle). Sin embargo Almanzora es, también, un escenario póstumo. Los escombros de lo que estuvo antes y de lo que vendrá después. El paraíso perdido y el Apocalipsis.
Porque nada de todo eso que la isla prometía encantador parece existir sin Tom (y, tal vez, sin el fantasma capitalista). A poco de arribar a la isla él descubre (e intentará ocultarselo a Evelyn) que la isla no se parece en nada a un mundo feliz: los niños juegan y ríen a carcajadas, sí, pero casi no responden a las conversaciones de los adultos y son de rabia mirar… Son, sin duda, la mayoría demográfica; y a decir verdad terminarán siendo los únicos habitantes del pueblo a golpes de bastón, piñatas humanas, telepatías[6] y tijeras…a pesar de las armas, la tecnologías,  la policía y  las moralinas (es decir, a pesar de  las grandes estrategias modernas de dominación, conquista y defensa de los mayores).


[1] Por que si hay algo peor que la guerra, eso es la postguerra.
[2] Evelyn se sorprende ante las imágenes que trasmite el televisor de la tienda de fotografías:
Evelyn: Tom ¿qué es eso?
Toma (que hace un instante ha solicitado seis rollos para su cámara y aguarda a que
 el vendedor regrese) sube el volumen de la TV y ambos escuchan:
“Los sacrificios de los bosos en señal de protesta por la guerra han sido inútiles. Los
restos del ejército tailandés, mezclados a civiles, huyen hacia el puerto de XX
 tratando de alcanzar los barcos de la flota norteamericana que los llevará a Filipinas.
 La defensa Bangkok se ha desplomado estableciéndose un puente aéreo para la
evacuación de la capital donde reina el caos. Los cadáveres se amontonan al tiempo
que UNICEFy la Cruz Roja Internacional piden ayuda para más de 30 mil niños heridos
o huérfanos. Con la Caída de Tailandia… (El protagonista baja el volumen del televisor)
Vendedor (Observando el gesto angustiado de Evelyn). El mundo está loco. Lo malo es que los que siempre pagan el pato son los niños. Si hay guerra, los niños. Si hay hambre, los niños.
Evelyn: Tiene razón ¡Qué horror!
Tom: Sí
Evelyn: ¿30 mil dijieron?
Tom: Sí (Min. 15.50-17.00)
[3] Evelyn: ¡Que te pasa algo más!
Tom: Bueno, recordaba lo que nos dijo el vendedor de la tienda de fotografías. Los hombres están locos, pero los que pagan siempre sus locuras son los niños. (Mira los titulares en el diario y lee) Ahora que con la caída de Tailandia así entera es de los comunistas, hay guerra civil en China por la muerte de Mao.
Evelyn: En Asia, en Benahavís no hay guerra.
Tom: En Benahavís hubo una guerra civil, Ivy, y puede que haya otra… ¿Te acuerdas de La Dolce Vita?
Evelyn: ¿La Dolce qué…?
Tom: La Dolce Vita, una película italiana muy vieja.
Evelyn: No
Tom: En ella se cuenta la historia de un hombre lleno de paz y sabiduría. Casado y con dos hijos. Amaba a su mujer. No tenía grandes problemas. Hasta que una noche coge un revolver, mata a sus niños y se suicida.
Evelyn: ¿Por qué?
Tom: Tal vez para evitarle a sus hijos el mundo del futuro.
Evelyn (mirándose el vientre): Tú también querías matarlo.
Tom(acercándose a su mujer y acariciando su vientre): Por que ya teníamos otros dos y …
Evelyn: Podremos con tres. Y gracias a él conoceré Almanzora… ¿Estas arrepentido?
Tom: No, claro que no.
Evelyn:  Asesinar a los hijos para que no sufran los errores de los hombres de hoy… ¡Qué barbaridad! (min. 20.28-22.12)
[4] Siempre teniendo en cuenta que en todo lugar adorable la bebida oficial es la Coca Cola.
[5] No de comunidades.
[6] Hacemos una breve detención aquí porque la telepatía entre los niños tendrá un rol muy importante en esta historia. Aparece en dos oportunidades. Cuando Evelyn le permite a una niña oír su vientre y cuando la pareja huye hacia el otro lado de la isla (allí donde los pequeños todavía no han sido “contaminados” pero que se transformarán al contacto visual con aquellos niños que persiguen a los protagonistas). El primer episodio es el que más nos interesa en tanto desencadenará, hacia el final de la película la muerte de la mujer, una muerte desde el interior, desde su vientre mismo:
Evelyn (llorando) Tom, Tom, está matándome… están allí arriba, arriba, ¿no oyes cómo se ríen? Se ríen porque ellos saben… saben que lo que llevo aquí (en el vientre) es… Tom… Tom es… es uno de ellos (la mujer comienza a golpear su vientre mientras su marido intenta detenerla)… es uno de ellos ¡está matándome! Tom, Tom, en el bar, en el bar una niña, una niña se acercó a mí y me tocó. Perdóname, tocó as nuestro bebé (Desangrándose) Perdóname (min. 1.38.41- 1.40.35)

11/6/12

El Pueblo de los malditos (1960)


FICHA TÉCNICA
Título original: Village of the Damned
Título alternativo en habla hispana: El pueblo de los malditos
Apta para: todo público
Duración: 77 minutos
Fecha de estreno: 1960
Nacionalidad: Reino Unido
Dirección: Wolf Rilla
Productor: Ronald Kinnoch
Distribuidora: Metro-Goldwyn- Mayer (MGM)
Guión : Stirling Silliphant
              Wolf Rilla
              Ronald Kinnoch
Obra literaria en la que se basó: Wyndham, John, Los cuclillos de Midwich (Inglaterra, 1957)
Interpretes principales: George Sanders, Barbara Shelley , Martin Stephens, Michael Gwynn, Laurence Naismith, Richard Warner, Jenny Lair, Sarah Long, Thomas Heathcote. Charlotte Mitchell, Pamela Buck, Rosamund Greenwood, Susan Richard, Bernard Archard, Peter Vaughan.                                          
Música: Ron Goodwin

RESEÑA
Algún día entenderemos por qué todos los padres y algunos amigos desesperan cuando no escuchan tu voz al teléfono. Hasta entonces El pueblo de los malditos (Wolf Rilla, Reino Unido, 1960) puede darnos una idea de los hilos que guían sus preocupaciones. Porque la historia de Midwich empieza por ahí, por ese salvaje laboratorio de conjeturas que es la falta de comunicación.
Alan y Gordon (de vínculo: cuñados y amigos) conversan por teléfono. De pronto, uno de ellos deja de responder. El fenómeno ya asombraría si fuera único, pero por triplicado[1] suena alarmante y empuja “razonablemente” a la inspección.
Es que, por algunas horas, el pueblo entero había quedado completamente anestesiado bajo el manto de un “estático, indoloro, invisible” (min. 19.22) y helado sueño, reuniendo todos los requisitos que la extravagancia exige para autorizar peritajes; exámenes físicos, biológicos y psicológicos de la población; análisis del suelo, las cortezas, los metales y el agua; un plan de vigilancia constante, discreto y centralizado; silencio frente al periodismo y la opinión pública… seguridad nacional le llaman (min. 19.55)…
Dos meses después las cosas no estarán mucho mejor. Mientras la modorra colectiva simula llevarse mal con la pena y con la gloria, un reguero de embarazos sorprende a todas las mujeres fértiles del poblado. Algunos son bienvenidos; otros imposibles o imperdonables. Todos, tarde o temprano, van a desbaratar aquella frase de Tolstoi que parecía perfecta: “Todas las familias felices se parecen entre sí; las infelices, en cambio, son infelices cada una a su manera”. Pues, en Midwich, las familias desdichadas suelen tener “hijos”[2] nacidos más o menos en la misma fecha, rubios, superdesarrollados, inteligentes[3], asentimentales[4] y “con esos extraños ojos” (min. 32.23); niños que van juntos a todos lados y que, sobre todo, aprenden[5]  y ajustan sus cuentas con el mundo[6] según leyes que sólo ellos conocen.
¿Amenaza social o una oportunidad para la ciencia[7]? Esa es la pregunta que hace posible el aislamiento de los Niños: educación, su vigilancia y –cuando las cosas escapen al control y el  entendimiento del hombre, cuando “vivan sin respetar nuestras leyes” (min 01.04.12)- su exterminio, su eliminación[8]… todo junto por el mismo precio y en el mismo lugar.


[1] Han llamado también al almacén y al correo, ningún teléfono responde (min. 05. 08)
[2] El título de la novela que da origen a este film nos puede ofrecer una idea de porque es necesario colocar comillas a este término; el “cuclillo” es un pájaro muy conocido por sus características parasitarias, que deposita los huevos de sus crías en el nido de otras aves.
[3]  Niños “jóvenes, bellos y sanos” como los ideales nazis tan comunes y adorados en nuestras sociedades contemporáneas (Agamben)
[4] David le dice a su padre “Si no tuvieras sentimientos … serías poderoso como nosotros” (min. 01.07.22)
[5] Gordon: Esta caja es un producto de ingenio oriental. No hay medios visibles para abrirla pero si haces lo que te mostré, podrás abrirla. Veamos si puedes. No es fácil.
Alan (abriendo la caja en una habitación donde también se encuentra David, uno de los niños nacidos de la extraña epidemia de embarazos postmodorra colectiva): Por aquí.
Gordon: Lo lograste. Espléndido. (…) Ahora observa esto. Y no olvides que solo tiene un año (entrega la caja oriental a David). Adelante, Davis, ábrela… sí, tiene algo adentro: un chocolate.
Anthea (entrando en la habitación). Es hora de bañarse jovencito (se lleva al niño)
Alan: ¡Pero eso es fantástico!
Gordon: ¿Eso crees? Ven conmigo
(En casa de una  familias donde vive una de las Niñas)
Gordon: Es solo una caja con un chocolate.
Madre: Nunca le he dejado comer chocolate señor.
Gordon: No le hará daño, acabo de darle uno a David (Entrega la caja a la Niña y esta la abre con total facilidad)
Alan: Pero ¡No le mostraste cómo hacerlo!
Gordon: Eso es lo que quería que vieras. Si le enseñas algo a uno, todos lo saben (Min. 35.54- 38.14, las negritas son mías).
[6] Algunos hechos extraños, no violentos ocurren en la comuna, todos vinculados a los Niños y suceden particularmente cuando Ellos se sienten amenazados:
*    Un niño, muy buen nadador, se ahoga de forma inexplicable (min. 46.50).
*    Un hombre, Ed Pawle, casi atropella y lastima  accidentalmente a una Niña. Le pide disculpas, posteriormente, como si fuese movido por un automatismo, regresa a su coche, acelera  y se estrella contra un muro. El veredicto de la justicia: muerte accidental (min. 52.30- 55).
*    James Pawle cree que la muerte de su hermano no ha sido para nada “accidental”, está convencido de que fueron los Niños quienes la provocaron. Quiere detenerlos y lleva para ello una carabina. El Señor Zellaby (Gordon) intenta convencerlo de que regrese a su casa. Segundos después cerca del grupo de Niños, toma su arma y la coloca sobre su cuello, luego dispara (min. 55-58).
*    Un grupo de vecinos se acerca al asilo de los Niños con ramas de fuego… quieren acabar con ellos. Sus acciones se vuelven misteriosamente contra sí mismos (min 1.05.49).
[7] Alan: es que yo no tengo tu fría objetividad científica. Las personas no valen por su inteligencia. Lo que importa es si son buenas o malas y éstos son malos.
Gordon: Son niños, Alan. No nacen con un código de valores morales. Hay que enseñarles, con su inteligencia será fácil (min. 41-42)

Conferencia en Londres
Gordon: ¿ No ven lo que harán? Si los aprisionan privarán al mundo científico de una gran oportunidad
Miembro del comité: ¿Oportunidad para qué?
Gordon:  Para estudiar. Caballeros, muchas cosas se han dicho sobre el poder de esos niños, pero nada sobre la naturaleza de ese poder . Nos enfrentamos ahora a un bloque mental, a un desarrollo completamente nuevo, como una colonia de hormigas o abejas. Estos niños quieren vestirse igual. Y lo que aprende uno, los otros lo saben. Lo he demostrado. Son una mente a la décima potencia. Piensen lo que significaría si pudiéramos guiarlos. Nuestro avance científico sería increíble.
Leighton: A riesgo de ser destruidos.
Gordon: Hay que eliminar lo que no comprendemos. La edad del terror hacia lo desconocido.
Alan: Leighton tiene razón en algo: esos niños son una boomba de tiempo…
[8] Alan: Los batallones rusos al oeste de los Urales tienen un nuevo cañon que puede disparar un proyectil a 100km de distancia, un proyectil atómico. Hicieron unas maniobras de prueba ayer en la villa Raminsk donde vivían los Niños. La villa Raminsk ya no existe.
Anthea: ¿Quieres decir que sus habitantes…?
Alan: La aldea entera. No dieron aviso de evacuación para que los niños no supieran lo que sucedía. Se desarrollaron mas rápido que los nuestros y empezaron a controlar todo. El ejército intentó atacar pero la maniobra fue desastrosa para todos.
Gordon: Ya veo. Supongo que ahora borraremos Midwich del mapa.

Gordon Zellaby sospechando de las decisiones nacionales y sabiendo que los Niños confían en él prepara una bomba. Sabe también que los Niños no han logrado aún ver el proceso de pensamiento, aquello que lleva a los seres humanos a formular conceptos; ellos mismos le han confesado esta deficiencia… Entonces pensará en un gran muro de piedra, al menos hasta las 20.30, cuando la bomba estalle en el edificio que hospeda a los Niños.