“Estamos a punto de contarles la
historia de Frankenstein, un científico que quiso crear un hombre sin tener en
cuenta a Dios. Es una de las historias más extrañas que se han contado. Se
relaciona con dos grandes misterios de la creación… la vida y la muerte” Esta
es la advertencia que Laemmle quiere hacer a su público y es tan perfecta que
casi no hace falta agregar que el Doctor Frankenstein (con ayuda de un jorobado
y ¿retardado ¿ asistente) se hace de cuerpos recién muertos y del cerebro
fresco de un asesino para armar la criatura (Boris Karloff). Tras la inyección
vital de un par de relámpagos, el engendro sale a matar y a arruinarle el
casorio a su abandónico fabricante generando, así, la ira de todo el pueblo.
Unida y enfurecida, la comunidad (después de una lucha mano a mano con el
científico que sale disparado entre las aspas de un molino) lo incinera. Ya todos pueden tomarse el vino
de la tatarabuela (los sirvientes, el champagne, por supuesto “darles esto sería
desperdiciarlo”, min. ) y casarse “cuerdos
y en paz”.
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